BÀSQUET

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dimarts, 19 de setembre del 2023

THE LAST DANCE


Recuerdo como si fuera ayer, el día que Juanma Bernabé me pasó el testigo para seguir con una carrera que iba a toda velocidad. El testigo en forma de una docena de jugadores de la generación del 2006 (aunque con él ya había alguno de la del 2007 que empujaba con fuerza y llegaría un poco más tarde), con mucha pasión por este juego, buenos hábitos, la mayoría con una gran educación y ética de trabajo. Apuntaban a marcar una época en el club. Eran un grupo de grandes amigos que tenían el baloncesto como vehículo de transporte a las reuniones de pandilla. La carrera: la suya.


Una pandemia impidió que, con permiso del resto de clubes, la trayectoria de estos no fuera más marcada de lo que lo es ahora. Algunos han ido dejando el grupo por diferentes causas entre las que hay que resaltar responder a la llamada de diferentes equipos nacionales, debilitándose a nivel de efectivos, pero muy bien reemplazados por estos del 2007 que ya comenté, contribuyendo, a pesar de las reinvenciones a la que se ha sometido el grupo más las posteriores llegadas de jugadores de otros clubes, a que la capacidad competitiva no se haya perdido, seguramente por la transmisión a sus compañeros de ese gen que tienen y que les hace irrepetibles.

Estamos a punto de iniciar, juntos todavía, nuestro ÚLTIMO BAILE. Nuestro particular “THE LAST DANCE” , en clara alusión al título de la serie de los Bulls de Jordan y compañía. No porque creamos que somos los de Chicago (que seguramente habrá pensado alguna mente enferma y ruin), sino porque después de esta temporada ya nada será igual. Prácticamente todo será diferente y efectivamente es la última oportunidad de poder jugar juntos (¿quién sabe?) un campeonato de clubes insular, balear o nacional. Ellos emprenderán camino hacia sus inquietudes académicas, personales y profesionales y yo… Bueno, a mi me quedará intentarlo de nuevo con los tres gladiadores más jóvenes, pero nada más.

Todo será empezar de nuevo y eso sí: mantener la llama encendida con aquellos del 2004 y otras, que desde que llegué al club son incondicionales de mi forma de ver y transmitirles el baloncesto. Aunque no tan incondicionales como yo lo soy de ellos.

Para este ÚLTIMO BAILE, nos hemos armado hasta los dientes. No hemos reparado en los medios que vamos a blandir en cada partido: trabajo y más trabajo en las sesiones, físico, técnico táctico, psicológico y de cohesión; las mismas ganas de cada año (que son todas) y un corazón inmenso que ofrecer al que tengo a mi lado en cuanto pueda necesitarlo. Con eso vamos a ir todos los días a jugar. ¡¡Ay de aquel que infravalore a un equipo campeón!!, porque más allá de que pueda volver a serlo, o no, puede hacer que cualquiera dé con sus huesos en el suelo, porque no pararán, por muy grande y duro que sea el muro… no pararán.



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