Yo una vez tuve un sueño:
Una tarde de sábado, un sábado cualquiera, me puse en camino hacia el
pabellón donde teníamos que disputar el último partido de la temporada, que coincidía
con el segundo de la última eliminatoria por el ascenso a Leb Plata. Sin ser
definitorio, del partido de ida nos trajimos un resultado que invitaba al
optimismo. Un marcador ajustado pero que dejaba la puerta de la eliminatoria
abierta para ambos equipos, lo que significaba, que dependíamos de nosotros
mismos para ganarla.
El ruido casi me despierta cuando, acercándonos al pabellón, una hora y
media antes del partido, cientos de trompetas convierten el ambiente en
ensordecedor y hay mucha gente esperando acomodarse en los asientos para verlo.
Sorpresa y responsabilidad, hacen que se me erice el vello, consciente de que,
lo que esta apunto de pasar es importante.
En el interior no cabe un alma a la hora de que el balón empiece a volar
por los aires y sin duda promete emociones. En mi sueño el partido fue vibrante
y el marcador… no lo recuerdo. Eso si: ganamos nosotros. Con el final del
partido la alegría se desborda y empiezan a ocurrir cosas que nunca he vivido.
Una invasión de pista por parte de los aficionados, un montón de cámaras
atendiendo a cada gesto, abrazos por doquier, saludos a mansalva y un par de
encuentros muy especiales: mi compañero y amigo, Martí y mi familia. Por ese
orden.
Después una gran celebración donde hubo alguna sentida despedida y buenos
momentos para terminar una magnífica temporada.
En ese punto me despierto. Quedan todavía algunas horas, hasta que el
despertador me mande su maléfica señal ordenándome que me levante y aprovecho
para retomar el sueño, a ser posible justo en el momento donde lo dejé. Pero no
puedo. Parece que no hubiera existido nunca. Recuerdo perfectamente, hasta el
punto de que podría narrarlo con todo tipo de detalle, lo que pasó hasta justo
el momento en que me desperté. Me costó reconciliar el sueño intentándolo.
Repasar fotograma a fotograma todo lo “vivido”, hace que caiga de nuevo en
los brazos de Morfeo, pero imposible avanzar. En el mismo punto en que me
desperté por primera vez, suena el diabólico casca sueños y me devuelve a la
realidad. Ha sido fantástico. Que bonito todo.
Me desperezo y despojo una de las camisetas negras con las
que suelo dormir en esta época. Luego, pasar por la ducha antes de arreglarme
para ir al trabajo. Bajo el agua tengo una sensación un poco extraña. No
recuerdo marcadores, no recuerdo caras, no recuerdo como me marche a casa, sin
embargo sigue muy latente. Sin duda ha sido un sueño de los que dejan huella y
espero, que si en realidad existen, algún día tener un déjà vu.
Dickens dijo: Todos tenemos alguna experiencia de la sensación, que nos
viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos
dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace
tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos
perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos!
Otro que no es Dickens dijo: Yo esta película ya la he visto. Si quieres te
cuento el final.
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