BÀSQUET

BÀSQUET

dilluns, 2 de desembre del 2013

¿LA SOLEDAD DE QUIÉN?


Una mala tarde, una mala noticia, simplemente un partido perdido o quizás dos, puede mellar al más duro de los caracteres hasta derrumbarle. Durante una temporada todos los miembros de un equipo pasamos por situaciones complicadas. En momentos como estos, es cuando miras a tu alrededor y… los habrá que tendrán que mendigar atención. Son muchas las temporadas que llevo ejerciendo y no soy una excepción. O por lo menos no lo era.

De fachada áspera, ruda y acre, sin intención escondo mi estado de ánimo, pero quien me conoce, sabe que es fruto de la acumulación de inclemencias pasadas y que rascando un poco, a veces incluso haciendo necesario daño, aparece la verdadera estructura. Los que conocen, precisamente porque se han preocupado en hacerlo, actúan como un centinela implacable desde su atalaya. Sin decirlo, te hacen saber que están ahí.

Yo tengo ayudante y guarda. El primero lleva 7 años a mi lado y el segundo, uno hace que vino a socorrerle. Siempre están ahí, catalizando brotes. Tragando algunas veces algún ramalazo que otro acorde con esa fachada, pero estoicamente, serenos, conscientes de su importancia en mi equilibrio. Amigos, amables, generosos y encima grandes entrenadores.

Definitivamente vale la pena invertir un tiempo en conocer al que va  a ser tu segundo entrenador o tu preparador físico. Conociendo al profesional, las posibilidades de acertar con “la persona” aumentan considerablemente y un entrenador las necesitará. Una pequeña charla en una terraza detrás de un refresco puede ser suficiente. Yo lo hice porque uno de ellos me lo pidió. Con el otro las urgencias lo impidieron. Nunca les agradeceré bastante que aceptaran.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada