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dijous, 19 de maig del 2022

LA HISTORIA DE UN SUEÑO


Para cumplir sueños primero hay que tenerlos.

La mayoría de cosas no pasan por casualidad. Una gran parte de las situaciones que vivimos a diario, son fruto de rutinas establecidas por un sistema que tiene como objetivo el orden. De ahí, que todo aquello que sale de lo común y queremos que nos ocurra, debamos buscarlo con ganas y además tener acierto.

Particularmente pienso que además uno debe ser ambicioso. Nunca he sido un conformista y posiblemente esa forma de afrontar mis retos me ha llevado más de una vez a darme de bruces contra el muro que no he querido ver, pero en otras muchas dar un paso más, de calidad o mediocridad (eso nunca se sabe, la ambición ciega), para buscar ir un peldaño más arriba, me ha llevado a vivir momentos mágicos.

Seguramente por eso un dia de agosto de 2019, en la primera reunión que tuve con el equipo del que me iba a hacer cargo por segunda temporada, después de los pasos previos de presentación del cuerpo técnico, temporada i organización semanal de las sesiones, les propuse como objetivo grupal, trabajar sin descanso durante el curso para que la consecuencia a ese trabajo fuera luchar por ir a jugar el campeonato de España. Alguno puede pensar que, por parte de un entrenador, no es muy inteligente medir la profundidad de un rio lanzándose al agua con los dos pies y que poca pinta de “un paso más” tiene ese objetivo, pero cuando llevas una temporada trabajando con ellos (en la anterior, en su primera de canasta grande, recibiendo el grupo del mejor entrenador de categoría minibasquet de las islas Baleares), percibes que llevan en su ADN un gen competitivo muy potente y que domina en la cadena, por lo que aventurarse no era un riesgo sino una apuesta, atrevida eso si pero no una entelequia. ¿difícil? Si, pero ¿qué no lo es de lo que se sale de los estándares?

Meses después, un potente enemigo de apellido 19 y de cuyo nombre no quiero acordarme, hizo que todo fuera imposible, incluso salir de casa. Pero el gen no sufrió daños y el período de transición y crecimiento que representó la posterior (2020-21) en su primer año de cadete, resultó muy positiva a nivel experimental y antesala de la siguiente, la actual. La de la explosión de todos aquellos que han formado parte del roster de este equipo con todas las letras.

Por ello, dos años después, en ese mismo día de agosto, pero de 2021, en la primera reunión que tuve con los de siempre en los últimos 3 años, más los dos jóvenes recién llegados al grupo (a parte del “grandullón”, benjamin histórico de este), les propuse retomar aquel proyecto que una vez un bicho interrumpió, mostrándoles una camiseta que todos ellos me firmaron, después de conseguir ser campeones de Mallorca minibásquet. Les dije que yo quería la mía. Eso si, más horas de entrenamiento, más trabajo, más implicación, más partidos y más ganas que nunca, eran necesarias y de nuevo ese gen fue el que contesto que si.


Hace muchos años que un “jugador” al que tuve la suerte de tener a mis ordenes en categorías profesionales, me enseño una frase que desde entonces hago mía: “hay gente que practica el baloncesto y luego hay “jugadores” de baloncesto”. Hoy puedo decir que, a pesar de que les queda un enorme camino por recorrer y que seguramente muchos de ellos seguirán rumbos diferentes en su vida, ahora, estos 12 “jugadores” de baloncesto, que forman un equipo con todas las piezas que necesitan para serlo, han puesto el nombre de su club “Colonya Bàsquet Pollença” en el panorama nacional, entre los mejores 16 a la espera de la publicación de la clasificación final por parte de la FEB para conocer el puesto definitivo, histórico, mejorable solo superando el corte de octavos.

¿Quién sabe si el año que viene o dentro de dos o de 10, alguien podrá mejorarlo? Que bueno sería, señal de la evidente mejora continua del baloncesto en nuestra comunidad. Pero que bueno sería que fuéramos nosotros y repetir convivencia, cenas, comidas, desayunos, reuniones, pre partido, post partido, lagrimas, risas, abrazos… que nunca contaré, porque eso forma parte del alimento de un equipo y entre las cuatro paredes donde se consume, debe quedarse.

Gracias cracs por llevarme de la mano a este sueño que convertimos en nuestro. Gracias por darme mi camiseta.


 

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