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dilluns, 4 d’abril del 2011

LA CURVA DE RENDIMIENTO



Siempre he pensado que las adulaciones por un lado y la ausencia de crítica por el otro (aunque esta no tanto), debilitan. Recibir halagos y reconocimientos por parte del público que vayan mas allá de una “enhorabuena” cuando ganas, o un “tranquilos, la próxima vez será” cuando pierdes, en nada ayudan al rendimiento del equipo, en lo positivo y en lo negativo a partes iguales.

Es una reacción vital. Los excesos de euforia por parte de la gente que sigue al equipo en todos los partidos como local, incluso por parte de miembros mas cercanos al club, deben considerarse conductas humanas ante todo, así como el exceso de derrotismo. Por ello el equipo debe saber fiscalizar esas sensaciones, empezando por no perder la verdadera óptica de lo que esta ocurriendo. Cierto es que bastante tiene ya el propio equipo con preocuparse de lo que tiene que hacer para ganar los partidos, como para tener que entender sensaciones y luego enfocarlas correctamente, pero es así.

Los entrenadores debemos manejar estas situaciones y saber utilizarlas siempre en nuestro favor. Haciendo llegar al vestuario solo lo que interesa, filtrando esas sensaciones, nuestra función será más sencilla.

Hay que tener en cuenta que a estas alturas de temporada, los refuerzos de cualquier índole afectan de forma mas acentuada en el rendimiento de los jugadores. La carga de entrenamientos, la tensión de la competición y las próximas citas importantes a vivir hacen que la sensibilidad a agentes externos sea mayor. 



Con el gran Chema Buceta aprendí que:

El rendimiento de un jugador y por ende del equipo, presenta gráficamente una “U” invertida y es inevitable que ese gráfico vaya completándose periódicamente durante la temporada. Además puede extrapolarse a cualquier fracción de esta. Así, los jugadores individualmente presentaran ese gráfico varias veces, durante toda la temporada, durante una parte de esta, durante un mes, durante una semana, durante un entrenamiento o durante un ejercicio.



¿Qué factores intervienen en ese gráfico de rendimiento?: la forma física, la auto activación del jugador y la activación externa. Nosotros podemos controlar dos de los tres factores. Evidentemente la forma física y la activación externa. La auto activación de un jugador es un terreno de mas complicado alcance. Pero con un buen acierto en esos dos, el rendimiento será óptimo.

¿Cómo podemos activar a un jugador? De dos formas: con refuerzos positivos y refuerzos negativos, o lo que es lo mismo, agradeciendo un esfuerzo o potenciando una habilidad en caso de querer activar o reforzar positivamente al jugador y por el contrario criticando severamente una falta de esfuerzo sancionándolo incluso o demostrar decepción ante los errores. Quitar importancia a los errores o ironizar respecto a ellos también implicara refuerzo positivo o negativo respectivamente.



Para entender como o cuando usarlos, es necesario saber el efecto que tiene en el  individuo que lo recibe y para ello habrá que conocer al jugador, pero por norma y salvo excepciones, los refuerzos positivos mantendrán el rendimiento porque ralentizan el proceso de avance en el gráfico, aunque no lo detienen. Por otro lado, los refuerzos negativos bien aplicados, fuerzan cambios drásticos porque aceleran el proceso de avance en completar esa "U" invertida del gráfico.

Dependiendo del momento en que nos encontremos de la curva, obtendremos mejora o empeoramiento. Con la mejora nos acercaremos a la parte alta del gráfico y empeoraremos cuando sobrepasemos esta y avancemos hacia el otro lado, para seguidamente volver a subir. 



No confundir adular con reforzar positivamente y criticar con reforzar negativamente porque nada tiene que ver. Además el modo, la dosis y la oportunidad, son factores definitivos y solo se puede aplicar con pleno conocimiento del trabajo de todos y cada uno de los jugadores, porque el momento por el que pasan individualmente, es distinto en cada caso.

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