Ríos de tinta se han vertido para hablar de los pírricos marcadores que se dan en varias competiciones de las que componen el mapa de nuestro baloncesto. Después de haber reivindicado en algún artículo en este blog, la necesidad de proteger el juego de ataque sobre el de defensa en nuestro deporte, por comulgar con las ideas expuestas en otros, lanzo ahora un guante: ¿Ataque o defensa?
¿Por qué apostamos los técnicos?¿Que nos preocupa más a los entrenadores, tener un equipo con mucha capacidad de ataque y pocas cualidades defensivas, o un equipo que por diferentes causas tiene poco talento ofensivo, pero una gran capacidad de trabajo detrás? ¿Cómo fiscalizar correctamente las cargas de las diferentes capacidades, el tiempo y los esfuerzos en los entrenamientos en cada caso?
Llegados a este punto, en primer lugar hay que situarse en el foro de un “equipo” senior, no en individuos ni en el de un equipo de formación, puesto que en este último caso volcaríamos todos nuestros esfuerzos en la mejora o la instauración de capacidades y hábitos que no se tienen.
Aclarado el universo en el que nos vamos a mover y sin que sirva de precedente, voy a poner como ejemplo al equipo de categoría EBA del que soy entrenador. Los datos que presenta pueden servir, tratados solo desde un punto de vista objetivo y sin tener en cuenta condicionantes que vayan más allá de las cualidades de los jugadores.
323 puntos en los últimos 3 partidos, casi 108 puntos de media y tres victorias. Esto último puede parecer una obviedad, pero si se añade que se han encajado 289 puntos, lo que supone 96 por partido, se da uno cuenta de que no lo es, o por lo menos podría no haberlo sido. Lógicamente, haber ganado los tres partidos por una media de 12 puntos de diferencia (aunque el último sólo por cuatro, 102-106), no puede considerarse una mala marca, más allá de las diferentes consideraciones que, desde fuera del equipo, puedan hacerse y en las que no entraremos.
El planteamiento es el siguiente: seguir apostando por un juego al ataque, con el que el equipo está dando muestras de una capacidad de anotación sin precedentes en la categoría, dirigiendo el trabajo hacia la mejora en la selección de movimientos y finalizaciones de estos, o por el contrario programar los entrenamientos para la mejora defensiva, enfocando esfuerzos en este campo, a pesar de que ello pueda derivar en una peor efectividad anotadora.
¿Ganar anotando o ganar encajando menos?
La contestación fácil posiblemente seria: trabajar para una mejora defensiva y mantener la capacidad de anotación o bajarla lo menos posible. Pero supongamos que no es tan simple y que las capacidades del equipo limitan la elección.
Los entendidos opinan (opinión a la que me sumo) que la capacidad de diagnóstico del entrenador, debe valorar que tipo de equipo se tiene y en función de ello focalizar los esfuerzos en aquello que más posibilidad de mejora tiene. Me explicaré.
Hay equipos que tienen mucha calidad ofensiva y poca capacidad defensiva. Esta puede venir dada por una mala lectura del ataque, falta de conceptos o por una cuestión de capacidad física, junto a una poca o muy poca capacidad de sacrificio en menesteres defensivos. Esta última, puede ser nula si en el plano ofensivo hay mucha calidad.
El caso contrario presentaría un equipo con limitaciones ofensivas, bien por un problema primario en la falta de asimilación de conceptos técnico-tácticos, por norma provinente de una equivocada política de escuela en el club de formación de los jugadores, pero, conscientes de esas limitaciones, demuestran una gran capacidad de sacrificio en defensa.
En el primero de los casos, valdrá la pena invertir un importante porcentaje de la carga semanal en la mejora defensiva, si el problema es de lectura o de conceptos defensivos (uno contra uno, primeras y posteriores ayudas, diferentes defensas a los bloqueos directos, indirectos y ciegos, cambios de asignación, zonas, presión...) aunque solo sea por la posibilidad de que surja una mejora en ataque por aumentar las posibilidades de canastas de alto porcentaje a partir del robo de balón. En cambio si el problema es la capacidad de sacrificio, de ese porcentaje de carga, una gran parte mejor dedicarla al acierto en el tiro.
En el segundo de los casos, cambiar parámetros, pero partiendo de la base de que los conceptos técnico-tácticos siempre se asimilarán y la lectura de las ventajas en ataque son susceptibles de ser entrenadas. Es posible hacer un buen equipo en ataque. Pero si el problema estriba en que no hay ventajas o simplemente son pocas y no mejorarán en ningún caso por lo limitado del grupo, será mas interesante dirigir los esfuerzos al aumento de los recursos defensivos del equipo en pos de un enriquecimiento del “book” táctico de este, en labores defensivas, pudiendo vivir ofensivamente de los puntos que vengan de canastas de alto porcentaje por balones recuperados y tiro libre.
Una vez expuesto esto… ¿Damos por bueno y creemos en el dicho “Dadme cinco buenos defensores y ganaré partidos” o “una buena defensa es el mejor ataque” o por el contrario apostamos por: “gana el que mete más puntos”?
Cuando tengamos la decisión, solo faltará construir las sesiones, con criterio, con objetivo, pero… ¿Cuál es la tuya? ¿Aumentar la carga en aquello en lo que peor se desenvuelve el equipo o no perder un tiempo precioso en lo que hay pocas posibilidades de mejora?
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