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divendres, 2 de maig del 2014

NYC, RUCKER, COLUMBIA


Hace no demasiados días, mi familia y yo hemos vuelto de un viaje a New York. No, no, no tengo la intención de contarlo aquí, no. Las visitas, las impresiones, la gastronomía e incluso las fotos que podría compartir en este artículo, coincidiría plenamente con el de cualquier persona que haya estado allí.

Eso si, quisiera añadir a todos esos tópicos de los viajes a NY que, si en detrimento de alcanzar el objetivo de visitar si o si todos los ítems, se invierte el tiempo suficiente en vivir un poco la ciudad, estando sobre la hierba de Central Park y observar como los neoyorquinos juegan con una habilidad espectacular al frisbee, o se lanzan una pelota de baseball, demuestran sus habilidades con los patines en línea o el street dance , o simplemente sentándote en una escalera a la salida de un museo, para escuchar como un grupo de veteranos canta blues “acapella”, mientras degustas un clásico “Chicken over rise”, junto a todas las razas y nacionalidades que se mezclan en esta enorme coctelera mundial, consigues completar una gran visita a esta espectacular ciudad, que te enganche y te cale.

Pero no, lo que quiero compartir son dos visitas muy especiales.

Un gran amigo al que no tenia por lector, hace unos meses me regaló un libro. De entrada por supuesto lo acepté, pero debo confesar que sin demasiado interés en su lectura. Pero por diversas circunstancias, el viaje de ida desde Palma a NY con escala en Madrid, se convirtió en una gran ocasión para abordarlo y así lo hice. El capitulo 4 de ese libro hizo que me surgiera la inquietud por conocer un lugar del que había oído hablar vagamente y que inicialmente, en cuanto a interesante, para nada estaba a la altura del Empire State o el Top of the Rocks. Tenia que aprovechar que estaríamos en Harlem para conocer el Holcombe Rucker Park.  

La visita a Rucker Park fue especial. Puede que parezca una excesiva licencia para un primerizo de NY, por representar la variedad en el álbum de fotos oficiales de la primera estancia en la ciudad, pero la excursión programada a Harlem ayudaba mucho.

El lugar lo hemos visto todos en el cine, pero en directo tiene una luz especial. Me dejó boquiabierto el
marcador de una pista exterior, aunque sea esta. Hay muchas, pero muchas y grandes pistas polideportivas de todo el territorio nacional en nuestro pais, que no tienen un marcador tan grande y completo.

Sin ser accidentada  (NY ha cambiado mucho en temas de seguridad desde la gestión de Rudolph Giuliani), resultó algo agitada. Estábamos compartiendo una canasta y un balón con sus propietarios, cuando accedió al recinto una señora que, a base de improperios, muy fáciles de entender a pesar del acentuado inglés, hizo que poco a poco decidiéramos considerar la opción de marcharnos.

Ese corto espacio de tiempo fue suficiente para notar el olor a “gran espectáculo” y la fuerza que tiene un “gran lugar”. Nohay nada que se parezca al ruido del bote de un Wilson sobre el cemento de Rucker, nada.

A pocas fechas de iniciar el viaje hacia los EE.UU, me puse en contacto con la Universidad de Columbia. Me habían aconsejado que contactara con varias, pero en la ciudad de NY solo los Columbia Lions participan en la NCAA 1, concretamente en la Ivy League (la liga de la yedra)

El nombre se debe a que en los muros de estilo británico de las 8 universidades participantes, cuelga esta planta trepadora. Brown, Pensilvania, Yale, Harvard, Cornell, Princeton y Darmuth son las otras 7 universidades privadas que componen el grupo de la elitista Ivy.

No tiene demasiada repercusión en la NBA, tan solo 5 jugadores han salido ella, siendo Jim Macmillian el último en hacerlo. Los ex presidentes Franklin y Theodore Roosevelt asi como el actual, Barack Obama, fueron alumnos notables de Columbia.

Mike Magbayo, director de operaciones de baloncesto y reclutamiento, contesto a mi contacto, invitándome generosamente a asistir a los entrenamientos de postemporada que realizaba el equipo. La visita al centro de operaciones de los Columbia Lions, fue excitante. Una entrevista con el coach Kyle Smith y su asistente Kevin Hovde, en la que me explicaron como funcionaban en esta post temporada, así como la visita al lugar de entrenamientos donde trabajan con lo que queda de plantilla (puesto 130 del ranking NCAA 1 2013-14, por segunda temporada consecutiva), me hizo conocer por dentro, como es uno de los equipos de, posiblemente, la competición mas seguida del mundo.

A parte de un par de kilos que tendré que volver a perder y lo bien que lo pasamos los tres entre rascacielos y taxis amarillos, me llevo de esta aventura, enriquecedoras pequeñas historias que hacen muy difícil repetir la experiencia, aunque lo intentaremos, porsupuesto que si.

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