BÀSQUET

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dilluns, 29 de setembre del 2014

CAE LA BANDERA CUADRICULADA



Un mes justo desde mi último post en el que señalaba el vertiginoso giro que había sufrido mi carrera en el baloncesto. Con el máximo respeto por el inicio de esta nueva etapa y a pesar de las horas de preparación previa, iba a mirar como era de hondo el rio, directamente con los dos pies, no por osado sino porque si el agua iba a estar fría, mejor zambullirse directamente que no ir entrando despacio y con expectativas. No es cierto que cuando el agua ha mojado cierta zona, ya no se nota fría. Mejor de golpe, fría iba a estar de todos modos.

Cuatro semanas, 15 sesiones y 4 partidos amistosos. Ahora el equipo afrontará la semana del debut, encuadrados en el grupo B de la promoción de Junior masculino. No ha sido un mes fácil. Todos hemos tenido que acostumbrarnos a nuevas circunstancias, nuevos jugadores, nuevos entrenadores, nuevos sistemas de trabajo, nuevas mentalidades y hábitos… y acostumbrarnos para, con trabajo, mucho trabajo, cambiarlo en beneficio del otro y hacer un “equipo” capaz de competir al máximo en una temporada que, sin duda, será muy exigente. Como todas.

Llevo meses haciendo acopio de todo documento sobre formación en baloncesto que pasa por mis manos,
además de pedir consejo y seguir el trabajo de los que, considero, son grandes formadores. Todavía me queda compartir tertulia sobre ello con alguno.

Ha sido un trabajo arduo pero muy enriquecedor.
El aprendizaje y la evolución que he experimentado durante este tiempo, ha sido muy importante. Sin ir más lejos, las competencias han pasado de “entrenar” a “ser el hombre orquesta” y 20 años no pasan en balde, pero tengo que reconocer que la primera quincena en el puesto, nada tuvo que ver con la segunda. La sensación de estar fuera de lugar, pasó rápidamente y lo que ha prevalecido ha sido el medio en el que nos movemos, que no es otro que el propio juego. Además el grupo me está ayudando mucho, aplicándose con una actitud encomiable en cada sesión y demostrando ganas de mejorar en cada repetición.

Ahora no queda más que dar brazadas una tras otra en la competición e ir creciendo día a día en las sesiones, para ser capaces de competir cada vez mejor y que la competición nos ponga en nuestro sitio real. Por supuesto cabe ser ambicioso, es más, creo que debemos serlo, porque no es de los conformistas el mundo en el que nos movemos y porque no debemos caer en el error de pensar que nuestro lugar ya está establecido. Jugaremos los partidos como afrontamos las sesiones, sabiendo que con actitud, concentración y un esfuerzo extra en algunos casos, nos llevaremos algo a casa.

Respecto al club CB Básquet Calvià, espero devolver la confianza que han depositado en mí, al ponerme al frente de este grupo de jugadores, que representa nada más y nada menos que el futuro inmediato del club. Me han acogido de un modo fantástico y me han dado toda la confianza que necesita un entrenador para desarrollar su trabajo, con unos directivos y presidenta muy atentos y unos compañeros entrenadores que, no son simplemente colegas de profesión/pasión, sino amigos de hace mucho tiempo con los que llevo compartiendo baloncesto y fatigas.

Ahora estoy expectante y con los típicos nervios que te hacen saber que vives al máximo lo que haces. Esos que te indican la pasión por tu trabajo y que, el día que desaparezcan, será la señal de que algo habrá dejado de apasionarte.

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