Recuerdo el primer post que
escribí en este 2014. Era un sentido agradecimiento al recién finalizado 2013,
por todo aquello que me dio en todos los sentidos (podéis leerlo aquí). A escasos días para que finalice, cuento las
horas para que eso ocurra. No quisiera parecer simple, por el hecho de mostrar
el año natural como unidad de medida de una porción de vida, pero no recuerdo
haber tenido tantas ganas de que finalizara un año. ¿Y por qué? Seguramente porque me gusta creer que con las
campanadas y las uvas, se puede marcar un antes y un después y a partir de la
doceava tener la oportunidad de hacer que cambie algo.
Entrar en el porqué no tiene
sentido. Todo aquello que nos ocurre debiera tener la importancia que nosotros
mismos le demos y en ningún caso medirse con el rasero de alguien ajeno, a
pesar de que, inevitablemente intentemos continuamente decidir por otra persona
lo trascendental o intrascendente de algo por lo que está pasando. "A mí, Los
Reyes Magos me trajeron carbón". Con la entrada del 2015, muchas cosas quedarán
atrás y simplemente no volviéndote, dejas de verlas.
Por delante, nuevas y excitantes aventuras.
Algunas sujetas a lucha pero en general capaces de atraer el foco. Las hay otras
desconocidas que están ahí, pero al llegar representarán simplemente una opción
más. Espero en este 2015 que se acerca, ahora sí, a gran velocidad, poder compartir
con vosotros nuevas experiencias y otras que no lo son tanto, pero que el tiempo
que hace que no las practico, hace que las afronte como si fuera la primera vez.
Para terminar, simplemente aprovechar
la ocasión para despedirme efusivamente y sin rencor del año que termina, “me
alegro mucho de que por fin sea así” y saludar del mismo modo al que empezará: “por
fin. Gracias por venir”.
No dejes que muera el sol, sin que hayan muerto tus rencores (Mahatma
Gandhi)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada