Una nueva aventura, con el
baloncesto de fondo, emprendí de nuevo junto a Eloy Doce el pasado día 21.
Jorge y Borja Molinary, organizadores del Basket Summer Camp de Ceuta, nos
invitaron a su 6ª edición, por la recomendación de Christian Crudeli, al que
nunca le agradeceré bastante el gesto. Resultaría ser el más numeroso de todas
las ediciones con 155 inscritos. Todo un record para la organización.

del domingo 21. Borja y Maca nos recogieron en el Parador La Muralla, donde íbamos a estar alojados, para llevarnos a comer y de paso conocer un poco la ciudad donde íbamos a pasar una semana intensa de baloncesto. De regreso al hotel un pequeño descanso y un algo de turismo por la zona, coincidiendo con la llegada de la tercera pieza del tridente foráneo. Al bajar de las habitaciones estaba realizando el
La primera cena en el parador La
Muralla, iba a marcar un antes y un después en la estancia. Un inicio mejor, es
impensable. Sin el descubrimiento que hicimos en las primeras elecciones de la
carta que ofrecía el comedor, no hubiera sido lo mismo. Seguro que nunca
olvidaremos esa primera comanda. Cena y a descansar. A las 8’30 citados para
desayunar y a empezar.
Las 9’30 era la hora de la convocatoria
de la mañana. La coordinación de las pistas en las que íbamos a desarrollar la
sesión, el reparto de grupos de la mañana i las competiciones diarias que había
preparadas, formaban el orden del día de la reunión matinal. Al mando de ella:
Borja Molinary. Los entrenamientos a las 10’00.
Me designaron como head Coach
del grupo Mini. Un grupo muy entrenable, disciplinado y con mucha
hambre de baloncesto en todos los miembros que lo formaban, incluso en aquellos y aquellas en los que el Basket Summer Camp, representaba el primer contacto con el Baloncesto. Si uno de ell@s decide continuar practicándolo, será sin duda motivo de orgullo.
hambre de baloncesto en todos los miembros que lo formaban, incluso en aquellos y aquellas en los que el Basket Summer Camp, representaba el primer contacto con el Baloncesto. Si uno de ell@s decide continuar practicándolo, será sin duda motivo de orgullo.

La merienda a las 11’3 y después vuelta
al trabajo. La entrega de premios de las competiciones diarias, así como algún premio
especial a los más pequeños, confeccionados a mano por las propias monitoras
del grupo, a las 13’45. A las 14’00 descanso.
Consistía básicamente en un baño
en las piscina del Hotel, comer de forma compulsiva repitiendo alguno de los
platos y una pequeña siesta. A las 17’15 reunión en el hall i de nuevo al
trabajo con cambio de centro de operaciones. Sesión técnico táctica de 1’30
minutos y competiciones diarias. Este fue el programa de la semana.

las 20’00 con un trabajo diario de 6 horas que, lógicamente, incidió en la mejora de todos ellos. Como entrenador siempre piensas que con un par de horas más, con un par de días más… enfermo que esta uno!!!
Pasear por la ciudad de camino al
hotel, parar en la plaza de los Reyes para tomar un refresco o un cerveza y
conversar sobre… baloncesto, cerraba la jornada de trabajo. Llegada al hotel
ducha, cena y a dormir. En esta primera jornada fuimos recogidos por Jorge para
ir a las instalaciones. A partir de ahí, todo sería diferente.
Ceuta no es precisamente una
ciudad…digamos…llana. El paseo hasta la instalación de la mañana resultaba
incluso agradable, bordeando la bahía y subiendo hasta el centro donde se desarrollaba
la mañana. La tarde resultaría diferente. El último tramo hasta el pabellón era
una tortura para las piernas. Algunos pensaran que quien peor lo pasó fue Coach
Crudeli, por el material gráfico que hay sobre ello, pero no… No fue fácil para
ninguno. Eso sí, tengo que reconocer que fue muy agradable. Cualquier motivo es
bueno para pasar un buen rato y con gente como Eloy y Christian, el paseo por las
cuestas de Ceuta, pasaba en un plis plas. Eso si: Estirar ayuda a sobrellevarlo
y cierto es que cada uno estira a su manera. Nada más al respecto.
Había que tener tiempo para dedicárselo
a la ciudad y a los compañeros, así es que el martes 23, noche de San Juan, lo
pasamos junto a parte del equipo técnico del campus en una magnífica terraza
sobre la playa este de Ceuta, disfrutando de la compañía y de los fuegos
artificiales.
El miércoles fue el día que la
organización eligió para invitarnos a una cena típica de Ramadan. Fatna cocinó
para nosotros (parece ser que el chef no pudo hacerlo) y justo después del cántico de las 20’41
empezaba la cena con un pequeño vaso de leche y 3 dátiles. A partir de ahí toda
una retahíla de manjares preparados por nuestra anfitriona, que contribuyó al
acercamiento a ciertas costumbres. Estuvo
todo buenísimo muchas gracias Jorge y Fatna.
El Cielo era otro de los lugares
que nos faltaba conocer y para ello dejamos la noche del jueves. Un lugar
muy agradable donde tomar algo en buena compañía, Ali, Isabel, Alejandro, Semah, Borja, Maca, Tamara y Popy hicieron de anfitriones en la agradable velada.
muy agradable donde tomar algo en buena compañía, Ali, Isabel, Alejandro, Semah, Borja, Maca, Tamara y Popy hicieron de anfitriones en la agradable velada.
Para finalizar el viernes cena de
despedida. En uno de los restaurantes de la muralla, nos reunimos a manteles
todos. El fin era pasar las últimas horas de la estancia en Ceuta con el grupo
de gente con el que habíamos compartido tanto baloncesto, en un marco
incomparable y para hablar de otras cosas…entre conversación y conversación de básquet.
El centro de todo comentario, demostraba las inquietudes que comparten todos
ellos, acerca de cómo mejorar el baloncesto allí. Es gente a la que le gusta
este deporte aunque las realidades con las que conviven, tal vez no les deja
colmar el disfrute que sin duda merecen. Son luchadores y trabajaran
incansablemente para ello. No sé donde llegarán, pero si el empeño que pondrán.
La parte final de la velada, deja
un montón de recuerdos a todos (van rodando por ahí, alguno de los videos y
fotos que se tomaron) pero… eso me lo guardo para mí, como si de una charla de
vestuario se tratara. A Manuel, mi compañero en la mesa, la mejor de las
suertes en todo lo que emprendas y cuida a ese brillante en bruto que tienes en
casa.
Al resto de compañeros, muchísimas
gracias por todo. El baloncesto nunca permitirá que deje de ser entrenador,
sobre todo si pone en mi camino a gente como vosotros continuamente.
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